28 de abril de 2008

Presentar batalla

"El concurso es una batalla de leones
así que no te desanimes.
Echa tus hombros hacía atrás, anda
orgullosa, pavonéate un poco.

No lamas tus heridas,
celébralo con ellas.
Las cicatrices son
señales de la competición

Estuviste en una batalla
de leones.
Solo porque no ganaste no
significa que no sepas como rugir."


Grey´s Anatomy. Temp. 4 Cap. 12.

26 de abril de 2008

El juego en el que andamos

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.


Juan Gelman

23 de abril de 2008

Sobre ansiedades de chateo

Miro insistentemente mi lista de conectados y no. No está. De pronto el milagro ocurre: Ha iniciado sesión. Ahora si, no puedo evitar mirar una y otra vez la lista de contactos, ¿por qué no me escribe? Lo odio. No, me encanta.
Cuando se trata de relaciones en potencia es muy difícil mantener la cordura. Cuando te mata la ansiedad por verlo o por escribirle, es imposible pensar con claridad. Mil veces pensás ya fue le escribo y mil y una veces te decís no. La última vez yo empecé la conversación que me escriba él. Y mirás fijo el tipito de MSN en verde que tiene su sobrenombre y repetís en tu cabeza: escribime, escribime, escribime, escribime, escribime. Te das cuenta de que solo le escribirías para decirle en mayúscula, a los gritos: QUE ESPERÁS PARA ESCRIBIRME??. por suerte te contenés pero igual nada. Ninguna ventanita naranja que te sorprenda. Y así tu cabeza es un lío, querés que te escriba, pero más querés hablar con él y ya casi no te importa quien inicia la conversación, pero si arrancás vos pensarás que él solo te contesta porque es buena onda y no porque tenga realmente ganas de charlar con vos, que mejor arranque él y veremos en eso un interés real. Y cuando estás segura de que ahora si, debe estar escribiéndote en cualquier momento se cambia el estado y se pone como No Disponible. Para queeeeee? que andará haciendo del otro lado, en su mundo real que no te incluye a vos? No está disponible porque está mirando el último capitulo de Lost? No está disponible porque está mirando una peli? No está disponible porque está con una amigo, con sus parientes o peor con un huesito, que no sos vos? y por eso lo odias, pero en realidad te encanta. Y si, estamos un poco locas. Bueno, está bien, estamos locas del todo, pero somos inofensivas.
Y de pronto te encontrás planteándote ¿Tendré que quedarme conectada las 24 hs, por las dudas de que justo quiera chatearme a las 3 de la mañana cuando termine todas esas cosas importantísimas que está haciendo y que lo mantienen no disponible ahora?. Gracias a Dios, un pensamiento se ilumina en tu cerebro y te dice: NOooooo. Si estás desesperada por él que no se note.
Mejor apago el MSN, me tomo un tilo que me calme la ansiedad y me voy a dormir, que más allá de que escriba o no escriba la vida sigue y hay que estar descansada para vivirla y disfrutarla.

18 de abril de 2008

Mirando hombres como se mira una vidriera.

Jueves. After office. Sentadas en una mesa estratégica, con una buena vista panorámica del movimiento del lugar.

- Chicas, dénse vuelta disimuladamente y miren el bombón que está pasando. Les dije disimuladamente. ¿Cual? Ah! igual ni se dio cuenta, no nos estaba mirando. No. No está bueno, fíjense el de allá, el que tiene la camperita, es espléndido. Si, está muy bueno, pero ¿que hace con esa gorda?. Debe ser una compañerita del laburo, ni a palos se enganchó con esa mina. Puede ser pero... miren el pibe al lado de la columna. ¿El que tiene remera blanca?. No, el de al lado, el que tiene zapatillas Puma, de algún lado lo conocemos, ¿no fue al asado del otro día?. No, nada que ver, Edu estaba mejor. Paren, ojo con el que viene desde la puerta. Mmmmm... me parece que tiene un buen lejos, pero de cerca no está bueno, tiene nariz rara. Yo con nariz rara y todo le doy. Ves que te tenés que conseguir un huesito, le das porque estas queinchi. Sorry, pero yo me quedo con el de camisa celeste que está parado con aquellos dos. No me gusta nada ese, tiene pinta de grasa. Sí. Está bárbaro, miren bien el culo que tiene. No se ve nada, lo tapa esa carterita que tiene. No es una cartera, debe venir de trabajar, es tipo un maletín. Puede ser, pero un maletín medio raro. Pará ahí está, miren el culo. No, me retracto, no tiene buena cola, un horror. No debe ser deportista. Yo no corro ni al bondi, pero nada como el culo de un rugbier o uno que entrene para lo que sea. Por Dioooooos. No saben el caño que se acaban de perder por discutir sobre deportistas. Naaaaaaa lo vi perfecto pero era un cero, tenía zapatones y gel. Nada que ver, tenía mucha onda. De onda menos diez.
- Ay chicas, basta, no tenemos que ser tan superficiales.- JAJAJAJAJAJA (Carcajada general de las 4 amigas sentadas a la mesa)
- Tienen razón, no me lo creo ni yo. Pongan cara de pocker que se viene otro bombón por la derecha y está mirando para acá.

17 de abril de 2008

Parece que fue ayer...

Homenaje: Así se titulaba este mail que encontré impreso revisando papeles viejos. Lo escbribí el jueves 8 de Febrero de 2001. Iba dirigido a una de mis amigas que actualmente trabaja en prensa y marketing de una importante multinacional pero con copia a otras 13 mujeres que hoy estoy convencida de que también merecen un homenaje. Quiero postearlo porque sé que a pesar de que ya no tenemos 22 años, ni acabamos de dejar el colegio seguimos eligiendo y tratando de ser felices.

Imaginemos esta escena:
Un grupo de amigas alrededor de una mesa, comiendo comida rápida comprada en un importante restaurante de origen norteamericano. Hablan, charlan, ríen, hace mucho que no se ven. Comparten andanzas de un viaje realizado no hace mucho. De pronto, aprovechando un momento de silencio, de esos que se dan rara vez cuando tantas amigas están juntas, una de ellas golpea la cucharita contra un vaso de vidrio, a modo de campana, buscando que el silencio sea total y cuando todas las miradas se posan sobre ella dice: Tengo que hacer un anuncio. Hace un instante de silencio como para darle importancia a las palabras que va a decir y con su tono más solemne dice: Me ascendieron!!!
El grupo estalla en aplausos, vivas y saludos a la nueva jefa de contenidos.
Parece que fue ayer que este mismo grupo de amigas estaba con sus uniformes azules por la rodilla, desgastados después de 5 años de secundaria, paradas en un salón de actos listas para recibir sus diplomas por parte de una larga fila de monjas y profesoras. Mientras esperaban escuchar sus nombres para subir al escenario pensaban en el mundo que se les abría. Terminaban el colegio, tantos miedos, tantas dudas, tantos proyectos y sueños: el trabajo, la facultad, la vida que cada una empezaba a elegir.

Y hoy a cinco años de ese último día escuchan este anuncio: "Me ascendieron" y descubren que valió la pena ese salto al vacío, ese salto hacia ese mundo desconocido.
Hoy a cinco años de ese último día como alumnas del colegio siguen teniendo los mismos miedos, dudas, proyectos y sueños pero lo más importante es que ya tienen 5 años de experiencias compartidas, cinco años más de vida vivida, de opciones tomadas que las van uniendo a cada momento y las van haciendo cada vez más lo que son: ellas mismas.


Hoy, muchos años después de ese mail, muchos ascensos más tarde, mi amiga no solo se casó sino que viene Lorenzo en camino, quien seguramente, dentro de 25 años reunirá a sus amigos para contarles lleno de orgullo que lo ascendieron y así esta historia se seguirá repitiendo de generación en generación.

15 de abril de 2008

El blog de la chica soltera

Una amiga me pasó hoy un blog que forma parte de Oh! Lalá una nueva revista para la mujer. Un lanzamiento del grupo del diario La Nación. En dicha revista femenina tienen el blog de la casada y el blog de la soltera. Esto último no es novedad. La red está plagada de mujeres que pregonan sus experiencias en busca de encontrar al hombre de su vida.
Iba a escribir acerca de que ni loca catalogaría mi blog como el blog de una típica chica soltera porque eso me condenaría a seguir sola por toda la eternidad. Si escribo porque soy soltera y no quiero dejar de escribir, ergo no quiero dejar de ser sola. Me rebelo a aplicar la lógica aristotélica de la deducción a mi blog.
Pensaba, por ejemplo, en la chica que escribe el blog para Clarín: Quiero un novio. Si consigue un muchacho como la gente, que la quiera y ella al fin puede dejar de lamentarse de que está harta de estar más sola que un perro: ¿Se quedará sin trabajo? o ¿Empezará a escribir un blog que se llame: Tengo un novio?
En eso estaba, cuando llegué al principio del blog de la chica soltera, de la revista Oh!Lalá donde la pobre mujer relata como perdió a su último amor y no pude más que pensar: Que conveniente el hombre. La rechaza justo cuando se lanza la revista que necesitaba alguien que escriba sobre la soltería. Pero lo que realmente me llevó a dudar de la veracidad de la existencia de la soltera es el modo en que el muchacho en cuestión rechaza a la escritora en cuestión. Ante la clásica situación del hombre que desaparece y deja de llamar cuando nosotras estamos enganchadas hasta el caracú, ella no aguanta, toma su teléfono y disca su número. Y él atiende!!! Solo para decirle que no puede hablar porque "está con alguien", mejor hablan al día siguiente...
Vaaaaaaaaamos... Soy fiel lectora de los productos de La Nación, pero en esta hay que decirlo, se fueron al demonio en pos de captar el target de la mujer soltera de treinta. Ningún hombre contesta el teléfono si no te quiere atender, ningún hombre te dice que "está con alguien", ningún hombre dice mañana hablamos si mañana no piensa llamar, ningún hombre se delata. Si quieren desaparecer simplemente lo hacen.

Mucho se ha escrito sobre las mujeres solteras y mucho queda por escribirse, pero, realidad o ficción, la soltería es un estado que estamos atravesando muchas mujeres con la frente en alto y a mucha honra. Lo único que pedimos es un poco de respeto.

Blog de la soltera - Oh!Lalá
Quiero un Novio - Clarin

13 de abril de 2008

El hombre adecuado en la situación ideal

Mucho he escrito acerca de lo que no deben hacer los hombres en las salidas o de las malas experiencias que he tenido en distintas oportunidades, pero la realidad es que he tenido salidas que cumplían con todos los requisitos y sin embargo la magia nunca llegó.
Conocí hombres que me llevaron a comer a lugares divinos, que llamaban para coordinar salidas o para ver como estaba, que me sorprendían o hacían un lindo regalo, que proponían caminatas a la luz de la luna y comidas a la luz de las velas frente al río. Esas situaciones perfectas se daban con el hombre equivocado por lo que me preguntaba: ¿Por qué estoy acá justo con este y no con otro?.
A pesar de que muchas veces le echamos la culpa de todo a los hombres que no quieren compromiso, que solo nos quieren de huesito, filito o amante tenemos que reconocer que hay otros hombres con intenciones honestas que nos buscan. Esos a los que nos da pena decirles que no, decirles no sos vos soy yo, que tengo asuntos no resueltos con mi pasado, que el trabajo y el estudio me tienen a full o que estoy en una etapa en la que necesito estar sola. Horrible pensar que estamos rechazando un candidato que sería perfecto para cualquier otra pero que a nosotras no nos enamora.
Hay veces que salimos y realmente descubrimos que es un no definitivo, no volveríamos a salir ni aunque nos paguen con un boucher de $ 5000 para gastar en el Alto Palermo. Hay veces en que conocemos a un hombre que nos flashea de entrada, nos encanta aunque no hayamos cruzado con él más que un hola o una charla banal en medio del ruido del boliche y daríamos lo que sea con tal de que marque nuestro número y nos diga que ya dejó de buscar porque en nosotras encontró el amor de su vida.
Pero entre estos dos tipos de salidas hay una tercera en la que ante la pregunta: Cómo te fue? solo podemos decir: Bien, mientras levantamos los hombros en señal de que no tenemos ni idea si nos gustó o no. Son esos grises a los que hay que darles al menos dos salidas más para descubrir si pasan a formar parte de las anécdotas y el pasado o de los sueños y el futuro.
Tantos blancos, negros y grises experimentados ultimamente hicieron que me diera cuenta de que no existe una regla, no existe una norma para enamorarse. Tendremos que seguir intentando, buscando el camino único, el nuestro, por el que el Universo hará que nos encontremos con ese hombre que nos rompa todas las estructuras, sabiendo que ese no será quien nos rompa también el corazón.

11 de abril de 2008

No te voy a extrañar

Partís de viaje. No tengas miedo.
Hace tiempo que venís viajando. Hace tiempo que empezaste a moverte, a buscar, a soñar, a perseguir, a luchar para llegar a este momento.
Hace tiempo que venimos viajando. Cada una haciendo su propio camino, pero a pesar de que estamos recorriendo senderos diferentes, pudimos acompañarnos, escucharnos, aconsejarnos y eso no va a cambiar, lo hacemos en la cercanía y lo seguiremos haciendo también en la distancia.
No tengas miedo. Es lógico el miedo a lo nuevo, pero pensá que tenés un mundo para descubrir ahí afuera y acá adentro. Viajar sirve para eso, para explorar, para conocer, para recorrer, para disfrutar. A veces el recorrido se hace difícil pero al llegar al destino verás que valió la pena.
Partís de viaje y no, no te voy a extrañar. No voy a extrañar a la que se va. Voy a esperar con ganas a la que vuelva para seguir charlando, para seguir compartiendo, para seguir riéndonos y sobre todo para seguir recorriendo juntas este viaje, el viaje de la vida, como lo venimos haciendo desde hace tiempo.

Para Alessandra la de P.P.

2 de abril de 2008

Riiiiiing, hola, hola, que tal?

Hablar por teléfono es algo que mucha gente odia. A mi me encanta. Mi padre solía protestar y decirme que si tenía tanto que hablar con las chicas lo mejor era que me tome el bondi y me junte a tomar el té así dejaba libre la línea para el resto de la familia. No entendía que estos encuentros virtuales eran necesarios para la supervivencia de la amistad.
Hablar por teléfono. Si sos mujer lo tenés que haber hecho al menos un millón de veces con tus amigas. Un encuentro telefónico es tan fundamental como un encuentro cara a cara y muchas veces es aún más importante. La voz nos trae la presencia de la otra persona y eso es todo lo que necesitamos para empezar el diálogo.
El tiempo de la conversación puede variar, una hora, una hora y media, dos. Nada externo detendrá la llamada. Mientras hablamos por teléfono podemos cocinar, comer, ir al baño, pintarnos las uñas, trabajar, preparar la ropa que nos vamos a poner al día siguiente, ordenar el cuarto o simplemente quedarnos echadas mirando el techo. Lo importante no es lo que estemos haciendo, sino las palabras que en la conversación surgen. Podemos hablar de la última salida, de las novedades de cada una de nuestras amigas, de nuestros proyectos y horarios, de nuestros sueños y esperanzas, de nuestras tristezas y alegrías, podemos debatir acerca de todo y también podemos hablar de nada. Por momentos parece que nos vamos quedando sin tema, pero interrumpimos el silencio diciendo: y que maaaaas? a lo que la otra contestará: Ah, me olvidé de contarte... y todo vuelve a comenzar.
La conversación telefónica con una amiga no tiene un orden determinado. Podemos arrancar por lo importante o hablar durante horas para tirar la bomba dos minutos antes de cortar, comentando al pasar el tema que en realidad nos preocupa o podemos tener una conversación del tipo aleatorio es decir ir saltando de una cosa a la otra para volver siempre al tema picante del momento. Durante la charla nos turnamos para ser confidentes la una de la otra y ser psicólogas y confesoras, a veces es escuchamos y otras damos o recibimos un gran sermón acerca de la vida y sus complicaciones.
Con una amiga no importa de qué hablamos, durante cuanto tiempo o en qué nos ocupamos mientras lo hacemos, lo importante es mantenernos en línea, porque ese es otro modo de estar en contacto y alimentar el vínculo que hace tiempo venimos construyendo.

Al lado de papá

¿Un recuerdo de mi infancia? Las peleas con mis hermanas para ver quién conseguía sentarse al lado de papá por las noches a mirar televisión. Yo tendría 8 años, Soledad 10 y Victoria 6. Por suerte Juan Cruz, que con sus 12 años era el mayor, no participaba en la contienda, nos hubiera ganado seguro, pero era una cosa de chicas.
En casa los horarios eran muy estrictos, especialmente en época de clases. Comíamos todos juntos a las ocho de la noche, en la mesa rectangular del comedor. Un vajillero de madera, una biblioteca que para mi era gigante y dos cuadros muy feos de unos gallos de colores, complementaban el mobiliario que teníamos. Un par de butacas constituían la división con el living, cuyos protagonistas eran el sillón de tres cuerpos y la televisión a color, una de las últimas adquisiciones, que solo se encendía mientras tomábamos el té y después de terminar la cena.
No recuerdo que programas veíamos, no era eso lo importante, lo fundamental era conseguir el lugar de privilegio para mirar lo que sea que mirábamos. Papá ocupaba el primer almohadón del lado derecho. Ese lugar era el mejor, para él porque podía tener Wishky o un cigarrillo en la mesa a un costado, para nosotros porque ese almohadón ya estaba gastado y tenía su forma y el hecho de que papá lo eligiera era prueba suficiente de que ningún otro se le comparaba.
- ¡Canto sentarme al lado de papá! Gritaba Soledad, cuando terminaba de comer. Yo, todavía masticando el último bocado, salía corriendo, me trepaba al sillón y me abrazaba como podía a la panza de papá. Ahí comenzaba la lucha cuerpo a cuerpo. Soledad me agarraba del brazo, de la pierna o de donde pudiera para intentar desplazarme del lugar que le correspondía. Yo me defendía con uñas y dientes o con lo que hiciera falta. Era importante ser la ganadora del día. Soledad era mucho más alta que yo y más fuerte, pero mi determinación era muy grande y no se lo hacía fácil. Victoria, por ser la menor de las tres, sabía que en la pelea saldría perdiendo por lo que apelaba a lo que mejor le salía. Arrancaba con un puchero, un par de lágrimas y terminaba llorando a grito pelado: ¡Yo me quiero sentar ahí!
Papá nos miraba un rato en silencio. Creo que en el fondo le gustaba ver que era el objetivo a alcanzar. Sus tres chicas peleándose por él. Sonreía hasta que veía que por el pasillo que conducía a los cuartos que venía mamá, muy seria y con el ceño fruncido porque estaba tratando de dormir a Ignacio, recién nacido y el bochinche no se lo permitía. Entonces, asumía el rol que le correspondía y con voz gruesa y su mejor tono de autoridad decía: ¡Basta! Y apelaba a la lógica para resolver el conflicto.
- ¿Quien se sentó ayer conmigo?
- Vicky
- ¿Y antes de ayer?
- Sole
- Entonces ya está. Le toca a Maru.
Y así se resolvía todo. No había pero que valga, ni argumento que pudiera convencerlo. Soledad me soltaba los pelos, Victoria dejaba de llorar, Juan Cruz se tiraba en el piso frente a la tele, mamá volvía a tratar de dormir a Nacho y yo me recostaba sobre papá. Ponía mi cabeza sobre su panza, me sacaba las zapatillas y subía los pies al sillón. Me hacía una bolita y ahí me quedaba hasta la hora de ir a dormir. Mi respiración se acompasaba a las subidas y bajadas de su cuerpo y él me acariciaba el pelo o me rascaba la espalda.
Era de esos momentos donde me encantaba pertenecer a esa familia, donde ya no importaba que fuera la del medio o que mi hermana menor me ganara en todas los juegos y las peleas. Era el momento donde papá se dedicaba solo a mi. Una vez que estabas con él no había nadie que te pudiera sacar, y aunque todas lo habían intentado era yo la que había ganado el mejor lugar.