Hay valles con bosques y lagos que encontramos y en los que queremos descansar.
Hay montañas que se nos presentan y que sabemos que debemos escalar.
Siempre tenemos la opción de dar media vuelta y regresar al lugar conocido y tranquilo en que nos encontrábamos, pero entonces nos perderíamos la emoción de lo lanzarnos a lo desconocido, la paz del reposo en lugares nuevos y la alegría de sabernos capaces de lograr todo lo que nos proponemos.
2 comentarios:
Lo conocido tiene ese placer de lo cómodo y familiar.
La aventura tiene ese placer de descubrir, de la adrenalina.
El quid de la cuestión es elegir.
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