31 de julio de 2008

It´s my life

Mi vida sin contradicciones sería vida...
pero no sería mía.


(Esta entrada no es de mi autoría... me la afané de Rayando la histeria, de Cookie... no lo pude evitar, es que me gustó demasiado)

27 de julio de 2008

Maldito Andres, que viene una vez por mes

Nada peor que estar indispuesta y estar soltera. No, perdón, hay algo peor. Estar indispuesta, ser soltera y que sea domingo.
Lo malo de estar sola en esos días femeninos es que:
Si te estás retorciendo del dolor no vas a tener a nadie que te prepare la bolsa de agua caliente y te traiga alguna pastillita milagrosa que te traiga a la normalidad.
Si te pinta el bajón y te ponés a llorar porque se te rompió una uña o por cualquier pavada, no habrá nadie para que te consuele mientras trata de disimular su cara de: A esta mina que le pasa??? se volvió loca???
Si te agarra un mal humor de esos en los que te parece que vas a explotar en cualquier momento, no vas a tener con quien descargarte, a quien gritarle por alguna cosa, a quien echarle la culpa del odio repentino que sentís hacia el mundo (aunque de fondo sepas que las únicas culpables son tus hormonas).
Si te sentís sensible y enamorada, no podrás hacer grandes declaraciones de amor, lo cual es un peligro, porque corrés el riesgo de sentirte más necesitada que de costumbre, por lo que terminás recordando con cariño a cada uno de los hombres que pasaron por tu vida, deseando que vuelvan porque en realidad no eran tan malos, ni tan nabos, ni tan obsesivos, ni tan celosos, ni tan fiesteros. Otro riesgo es canalizar toda esa sensibilidad con los hombres presentes actualmente en tu vida. Esos que no son nada, esos que te buscan de vez en cuando a las 3 de la mañana o que te llaman para borrarse después por 10 o 15 días, esos hombres que te gustan, te atraen o tienen algo, pero que no son nada porque ellos no quieren bancarte justamente en estos días en que más los necesitás. Si recurrís a ellos en esos momentos acto seguido te sentirás la mujer más patética del mundo, porque sentirás lo que ya sabías, que no quieren nada con vos.
Alegrías, tristezas, odios, amores. Bastante locas ya estamos durante los momentos normales del ciclo como para tener que lidiar además con los cambios hormonales de los días femeninos, por eso hacemos lo que podemos y siempre aprovechamos la oportunidad de tener excusa para ser tan cambiantes: perdoname, me vino y no me siento bien.

22 de julio de 2008

Sí. No. No sé.

En lo que a hombres se refiere puedo asegurar que no existe para mi la palabra convicción. Un día decido una cosa. Comparto mi decisión. Todas mis amigas aseguran que es lo mejor que pude haber hecho y dos días más tarde ya tengo una nueva hipótesis que invalida totalmente la anterior. Todos los razonamientos y acciones, que había creído serían los que me protegerían de terminar con el corazón roto, parecen meros hechos y frases sin sentido o lo que es peor parecen superados por nuevas ideas y conjeturas. Ahora soy fuerte, soy distinta, tengo todo claro, no tengo nada que esperar y nada que perder. Ahora quedó obsoleto mi último planteo, ya no tengo que tener miedo, ya no soy la misma. Puedo volver a afrontar la situación y salir, esta vez sí, victoriosa. Pero no. Soy la misma papanatas de siempre que busca pasarla bien, pero que también busca un poco de cariño.
Voy y vengo con mis decisiones, dependiendo de si pienso con la razón, con el corazón o con las ganas. Siempre creo que lo que elijo es lo mejor en este momento y aunque a veces no tengo todo tan claro al menos lo intento. Y aunque hoy piense que tengo la posta ya no me creo demasiado a mí misma. Hoy sí, mañana no, pasado no sé.
Asi es que espero que me comprendan la próxima vez que comente mis decisiones. Por favor apóyenme con la seguridad de que realmente me creo capaz de vivir de acuerdo con estas ideas y mantengan la suficiente apertura de mente como para bancarme el día de mañana, ya que probablemente necesite realizar un cambio radical en la dirección de mis pensamientos y acciones.

17 de julio de 2008

Una página en blanco

Hace un año y un día que empecé este blog. Mi idea era tener un lugar donde expresar lo que me pasaba, pero principalmente tener un lugar a mi disposición para escribir sobre lo que sea. No sabía que podía salir de esto. Tener una página en blanco siempre a mano, pero con el ingrediente de que esta página podía ser leída por otros. No era lo mismo que un diario intimo porque iba a estar disponible en la red. Ahí. Para cualquiera que llegara por casualidad o por encargo.
Hoy a un año de ese comienzo me doy cuenta de que salió lo que tenía que salir. Durante este último año no podría haber escrito sobre nada más que lo que escribí, con mi estilo, por supuesto.
No creo en las casualidades, por eso no creo que haya sido coincidencia que Cookie me haya regalado un premio por el blog. No lo esperaba, eso es seguro. Pero que haya coincidido con el primer aniversario de este blog solo me hace pensar en que debo seguir escribiendo, en que quiero seguir escribiendo.
Aprovecho para agradecer a cada uno de los que comentaron mis posts. Siempre es buenísimo que se genere un ida y vuelta, asi que gracias a Clari, Flori, Majo, Cooky, LGF, Eliana, Lil, PD, Sofi, Vanis, 23, Martin, Aioz, Juanita, Gloria, Belén y por supuesto a los Anónimos que dejan su comentario aunque no quieran develar sus identidades. Esperemos que en este nuevo año sean muchos mas los que se animen a dejar su huella por acá. Gracias también a aquellos que han pasado de visita y que hacen que mi contador diga 1641. Me alegra saber que por ahí anda alguien que se tomó el tiempo de hacer una parada por acá.
El mundo de Mery Swanson se convirtió para mí en un lugar donde puedo contar que me pasa y que nos pasa. Acá satisfago esa necesidad de poner en palabras algo de mi, aunque muchas veces me haya sentido expuesta.
Este mundo me desafía, me hace pensar, me pone a escribir y me lleva a compartir. Espero que a ustedes les pase lo mismo.

9 de julio de 2008

El beneficio de pertenecer

Desde que supe que mi hermana estaba entrando a la sala de parto no pude dejar de sonreír. Estaba sumamente emocionada. La familia crecía y yo era parte de ella. Saber que una nueva beba (que por cierto es mi ahijada) se incorporaba a la familia era increíble. Amo tener una familia numerosa. Durante mi infancia era divertidísimo juntarnos porque tengo montones de hermanos, primos y tíos, por eso me encanta ver que nosotros estamos repitiendo la historia de ser miles. A pesar de que con cada integrante tengo una relación diferente, no cambiaría por nada la alegría de pertenecer a esta familia. Es la mía y si, tiene sus cosas, tiene sus complicaciones, pero no elegiría ninguna otra. Una nueva sobrina se suma a los encuentros obligados de los domingo y a los múltiples encuentros espontáneos de la semana. La familia crece y mi amor por cada uno de sus integrantes también.