30 de septiembre de 2009

26 de septiembre de 2009

Besame mucho o mejor no me beses nada

Saliste con un tipo. Te lleva a algún lado, a comer, a tomar algo, a tomar un café con leche a las 5 de la tarde. La conversación fluye, se da tranquila y sin demasiado silencio incómodo. La estás pasando bien pero falta algo. En lo más profundo sabés que es divino, pero no tiene ese nosequé que hace que mueras por volverlo a ver. Se lo presentarías a cualquiera de tus amigas pero no es tu hombre.
Concluye la salida, te subís al auto y ahí muchas veces empieza una especie de batalla silenciosa, que también puede darse en la puerta de tu casa. El tipo te quiere dar un beso y vos no querés saber nada.
¿Que haces?
a) Le devolvés el beso aunque tratás de que no se extienda demasiado. Poooooobre! no querés romperle el corazón, después de todo te invitó a salir, eligió un lindo lugar y la remó toda la noche, alguna recompensa tiene que tener. A veces es más facil devolver un par de besos que afrontar una situación medio violenta de negativas y cara de desilusión.
b) Le corrés la cara, con cualquier excusa como: no me va la onda de chapar en la puerta, no beso a nadie en la primera cita o me hacés acordar a mi viejo. Acto seguido salís huyendo del auto después de un corto beso en la mejilla y un hablamos un día de estos.
c) Sos directa. Mirá la pasé muy bien, pero no, gracias. Mejor dejémoslo acá. Y con tu integridad intacta salis cual diva del auto para ingresar a tu casa tranquila de que no volverá a llamar.

Seamos honestas chicas, a pesar de pasar horas debatiendo y concluyendo que lo mejor es ser directas y decir que no, al momento de vivir ese tenso momento la mayoría terminamos optando por una mezcla del a) y el b), le devolvemos el beso para salir corriendo con la primera excusa que te viene a la mente. Si alguna tiene otra opción a mano que colabore con sus pares femeninas y nos cuente su secreto, ¿como se hace para safar de esa y no perder la dignidad en el intento?

22 de septiembre de 2009

Tu espacio, tu ausencia

Las despedidas siempre son difíciles.
Algunas ausencias nunca pueden superarse.
El espacio vacío que dejan nadie podrá llenarlo.
Hay lugares que nos recuerdan a ellos, frases, olores, ambientes, temas.
Este sillón por ejemplo, donde estoy sentada mientras escribo este post.
En este silloncito mil veces me miraste, mil veces te vi, mil veces me dijiste que me porte bien, que tenias un chupetín para regalarme, que tomara el jarabe que mamá me iba a comprar, que no toque tu colección de lechuzas ni las miles de chucherías que tenías en tus estantes junto con tus libros de medicina pediátrica. En este mismo silloncito, este último tiempo, te sentabas cada vez que nos encontrábamos para planificar el libro que escribiríamos juntos, vos me contabas la historia familiar, me mostrabas fotos viejas, de esas impresas en cartón, con familiares que nos miraban fijo vestidos con ropas de época que hoy resultan graciosas; me contabas sobre tus andanzas de joven, sobre partos realizados de urgencia en el medio del campo o sobre tías locas que llenaban tu casa de niño.
Recorro tu consultorio y aunque no estás no me puedo imaginar que sea de nadie más. Tus títulos en la pared, tu balanza de bebés, las vitrinas llenas de remedios y la sala de espera con olor a madera, repleta de cuadros de todos los tiempos.
Recorro tu espacio y me pongo triste, pero a la vez cuando me voy estoy en paz.
Nos conocimos, nos disfrutamos y nos acompañamos.
Después de todo de eso se trata ser familia, no?

15 de septiembre de 2009

John Doe en mi teléfono

Pasa siempre.
Conocés a alguien en el boliche, en un bar, a través de algún amigo. Se da una charla buena onda, un poco de histeria y antes de la despedida te pide tu número de celular. Al día siguiente o incluso esa misma noche mientras te estás yendo a dormir, te llega un mensajito. Que descanses. Hablamos. Como la pasaste? Que haces? Un placer conocerte. Si el tipo te gustó sonreís. Vas por buen camino y sabés que no escaparás a esas clásicas ansiedades del mensajeo. Si el tipo se ganó tu número porque no supiste cómo decir que no o porque el alcohol te jugó una mala pasada, te querés matar y empezas a pensar una táctica para el esquive.
Más allá de cual sea la situación, siempre tendrás que agregar un nuevo contacto a tu celular, ya sea para suspirar al ver su nombre en tu pantallita o para evitar atender la llamada si es el indeseable. Pero esta operación que a primera vista es tan simple no lo es en verdad.
Conocer a alguien por la noche, con un poco de alcohol encima, dificulta la posibilidad de retener sus verdaderos datos. Te acordas que se llamaba Juan, pero ni idea el apellido o solo retenés el sobre nombre que le inventaste en el momento y así lo agendás, Ivy, por Iván de Pineda. Era igual. Todas te lo dijeron.
Así la agenda de tu teléfono se llena de nombres y sobrenombres. A algunos los categorizás por el boliche donde te los encontraste: Juan El Punto, Fede Golf, Guido Museum. A otros los registrás por el lugar donde los conociste. Durante meses recibí mensajes de texto de un hombre al que como apellido le había puesto Billinghurst porque era en esa calle donde lo había conocido. En otra oportunidad tuve un Pepe Casorio o un Fran de Mili, la amiga que me lo presentó. Entre las chicas hay quien ha tenido un Santi Bautismo entre sus contactos o un Boliche 1, Boliche 2 y Boliche 3, tras una noche ganadora.
Las posibilidades son infinitas pero creo que este fin de semana superó todo pronóstico. Inauguré una nueva categoría. El sábado, como tantas otras noches fuimos a una fiesta, conozco a un tipo, buena onda, charla va, charla viene, se hizo tarde, chicas nos vamos, dame tu teléfono, anotá, te llamo y salimos, chau, chau. Domingo llega el primer mensaje y cuando voy a agendar su número nada. No me viene a la cabeza ningún nombre. Repaso la conversación. Hablamos sobre que hace de su vida, sobre donde vive, que deportes hace y hasta donde nació y en medio de todo eso en algún momento me lo dijo. ¿Como se llamaba?. No sé. No quedó grabado en mi memoria. Guardo su número y por primera vez tengo en mi aparato a un NN que me escribe.
Será cuestión de hacer como mi amiga la Negra, que al momento de conocer a alguien siempre pregunta: Nombre, Apellido y Colegio, poniendo su mano como si fuera un micrófono, así al mejor estilo Feliz Domingo se asegura de que entre sus contactos no haya ningún sujeto masculino no identificado.

9 de septiembre de 2009

Descarga matutina

Este es uno de los pocos momentos en que no me gusta vivir sola.
No tengo con quien protestar, a quien comentarle los motivos de mi mal humor, es decir con quien compartir unas buenas puteadas matutinas.
Al lado de mi departamento están construyendo un edificio. Es por eso que a partir de las 8 de la mañana, sábados incluidos, empiezan a usar un taladro gigante, que parece que se mete en mi cuarto, haciendo temblar todo. La maldita herramienta y todas las otras que le acompañan, no solo me despierta sino que además después funciona como música de fondo de todas las actividades que hago en mi casa, como desayunar, leer el diario, estudiar.
No me malinterpreten, vengo de una familia numerosa, estoy acostumbradisima a los ruidos, pero esto ya es el colmo. No lo soporto más. Me tiene harta, podrida, tengo la paciencia al plato.
Necesito dormiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir.
Que alternativa tengo ante esta situación tan complicada? Sera cuestión de buscar una cama silenciosa en otro rincón del mundo que me acepte hasta que mi vecino constructor ponga el cartel de vende/alquila sobre el maldito edificio nuevo? o tendré que tomarme unas vacaciones para mudarme al campo por una larga temporada, como hacen en las películas cuando están hartos de esta ruidosa ciudad?

Tears and Rain



Para los que no puedan escucharla, aca va el link

6 de septiembre de 2009

Nosotras y el futbol

Argentina - Brasil, por las eliminatorias. Un clásico que no podíamos dejar de mirar.
Nos juntamos a las 9 en casa, con picada incluida.
Éramos 6 mujeres frente al televisor, listas para alentar a nuestro equipo celeste y blanco.
El puntapié inicial dio comienzo a una apasionante seguidilla de comentarios.
Los temas que surgieron y que se pusieron en discusión poco tuvieron que ver con jugadas preparadas, estrategia en el posicionamiento del equipo o qué cambios se deberían hacer para evitar la derrota.
Al mirar el encuentro futbolísitico con las chicas se debatió entre otras cosas si a Tevez le quedaría bien la ortodoncia y depilarse las cejas; desde cuando los arqueros adherían a esa nueva moda de usar calzas largas debajo del pantaloncito reglamentario; como podía ser que Verón y Zanetti no estén jubilados, tomando en cuenta la gran cantidad de años que nos parecía haberlos visto en la selección; si Maradona se sacó el cinturón gástrico y si las drogas adelgazan o engordan; si le tuvieras que dar a uno de los jugadores a cual le darías; por qué Argentina no pudo definir algunos tantos cuando estuvo en el "sector" contrario (quien dijo sector quiso decir área, pero desconocía el término) o si hubo una selección que superara la de la época de Bati y de Goyco en cuanto a la belleza de sus integrantes.
Luego de arduas discusiones, todos los temas hallaron el consenso general de las muchachas presentes, pero a lo que no pudimos encontrarle una respuesta y que sigue siendo un enigma para nosotras es: ¿Por qué los hombres no quieren mirar fútbol con nosotras, si somos tan buenas comentadoras?

1 de septiembre de 2009

Recuerdos



Miro hacia atrás
Recuerdos, miles de recuerdos.

Y no puedo más que decir: Gracias.
Gracias por haber formado parte de mi vida

Te voy a extrañar Papapo.

(Aca encontraras uno de esos momentos inolvidables: El orgullo de ser la nieta de...)