5 de noviembre de 2007

Pedid y se os dará

¿Como pedir algo cuando es un tema espinoso? Varias conversaciones en estos últimos días me han llevado a pensar en eso. Hay ciertas charlas que es incómodo mantener o donde nos da miedo hablar porque tememos escuchar un no por respuesta por lo que directamente evitamos ciertos temas. Dejamos que la vida fluya hasta el momento en que vemos que hay una gran cantidad de señales que nos llevan a pensar que la respuesta será la esperada o directamente asumimos que esas señales son la confirmación que buscamos, pero terminamos pegándonos la cabeza contra la pared.
Un tema se convierte en espinoso cuando contiene una gran carga emotiva, por lo que aquello que pedimos se convierte en un signo de muchas cosas que necesitamos del otro. Hay pedidos que nos pueden llevar a sentirnos inseguros porque simbolizan la entrega, el amor, el apoyo y la aceptación del otro.
Ante esto podemos tomar dos caminos: reclamar lo que necesitamos, exigir lo que queremos, justificarnos y manifestar que solo pedimos lo que merecemos. O sino podemos tomar el otro camino.
Podemos optar por el diálogo, por esas conversaciones que van desde dentro, donde uno primero manifiesta lo que siente, donde uno habla de las inseguridades que el tema provoca, de la necesidad de sentirse apoyado, valorado, querido. Encarar las cosas a la defensiva hace que las dos personas terminen inevitablemente chocando y desestimando lo que el otro tiene para decir. Pero cuando nos abrimos generamos algo diferente porque la gente que nos quiere no va a rechazar lo que sentimos, sino que intentará ayudarnos y complacernos, porque eso es lo que los hace felices.
Abrirnos también nos lleva a escuchar realmente lo que el otro tiene para decir y posibilita que busquemos de a dos un punto intermedio, un lugar de encuentro para seguir andando juntos. Un espacio donde aquello que solicitamos ya no será primordial porque quizá al hablar descubramos que nuestro objeto de deseo, nuestra necesidad más superficial ya no tiene el peso o la importancia que pensábamos que tenía. Y así nos daremos cuenta de que lo fundamental es que no estamos caminando solos.

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