Es increíble la cantidad de cosas que uno puede acumular en un año y medio de vida. Yo soy de esas que no tiran nada, quizá algún día las pueda usar en algo útil. Como si pensara que es posible que de pronto me convirtiera en una de las Chicas Express, capaz de transformar dos cintitas de colores, tres botones y un pedazo de cartón corrugado en un marco de fotos divino. Soy bastante inútil para las manualidades y ni siquiera mil horas de mirar el canal Utilísima podrán cambiarlo.
Yo soy de las mujeres que lo compran hecho y sino le pag
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an a alguien para que lo haga. No sirvo ni para clavar un clavo derecho. Un desastre.
Afortunadamente nací a fines del siglo XX donde no es requisito para una futura esposa saber coser, tejer y hacer muñequitos de masapán.
Habiendo reconocido mis limitaciones, descubrí que no tenía sentido tanta acumulación de cosas. Al fin y al cabo si no las utilicé durante más de un año, menos aún lo haría ahora. Me puse buena música, ropa cómoda y entré a clasificar: Lo que se tira, lo que se regala y lo que se vuelve a guardar.
Con las chicas muchas veces hemos hecho "Feria del Indigente", donde cada una lleva lo que no usa de ropa. Lo que realmente es imponible, porque paso de moda o porque ya está estirado, decolorado y con bolitas de lo que lo gastamos, se separa y se dona a alguna iglesia de la zona. El resto que está compuesto por lo que no nos animamos a usar porque eran demasiado canchero, demasiado de moda, demasiado lindo, o porque lo compramos influenciadas por los halagos de una diestra vendedora o tal vez porque no nos terminó de gustar cómo nos quedó, se reparte entre las presentes en cantidades iguales. Conclusión todas nos vamos con una bolsita entre las manos, contentas porque tenemos cosas "nuevas" en nuestro ropero, que ya había quedado medio vacío al sacar lo que aportamos para la Feria del Indigente.
Cada vez que empieza una nueva temporada me pregunto: Que usaba el año pasado en esta época??? Por Dios! con esta ropa no entiendo como me animaba a salir a la esquina. Es así que empiezo a mirar vidrieras con mayor cariño y calculando el modo en que lograré que mi sueldo alcance para verme como Valeria Maza, sabiendo que tengo el cuerpo mas parecido al de Gladys Florimonti.
Dicen que el orden exterior es un signo del orden interior. Un día de orden podrá entonces reemplazar diez sesiones de terapia o será algo complementario? La enorme cantidad de cambios emocionales de mis últimos días, serán culpa del estancamiento de energía y del desorden de mi estante de suéters y remeras? Supongo que al terminar de acomodar tendré la respuesta
(Aclaración: La imagen de este post es del blog http://annallenas.wordpress.com/2007/04/11/mis-cuadros/)