16 de enero de 2009

Solo se trata de vivir

Palabras. La ilusión se hace pedazos.
Muchas preguntas, pocas respuestas.
Un te quiero que nunca llegó.
Una vez más la resistencia a volver a empezar
Tristeza casi siempre sin lágrimas y con aceptación.
¿Dónde está la enseñanza?
No perdí tiempo, tampoco lo gané,
solo lo atravesé en suspenso, esperando, conociendo.
Di mucho, tal vez demasiado, pero
¿Cómo guardarse? ¿Cómo no entregarse por completo?
¿Cómo volver a hacerlo con la inocencia de siempre?
¿Cómo dejar de lado el miedo, la desilusión
y volver a apostar que la próxima vez el encuentro será real?
No puedo huir de mi y trato de recordar
que todo pasa.
Trato de pensar en que un día miraré atrás y descubriré
que tuvo su razón de ser,
que esta vez las expectativas no se cumplieron
pero la vida se encargará de darme revancha.

8 comentarios:

Laperraseescapó dijo...

¡Cómo te entiendo!
Besos

Cherry dijo...

Uy el tiempo es sabio y soberano. Recién mirando lejos se puede hacer un balance y ver si lo que paso tuvo razón de ser.

Besos

Angie dijo...

las desilusiones a veces son necesarias.

Anónimo dijo...

A quien no le paso?? No esta mal entregarse, si uno es correspondido, bueniisiiiimo y sino... lo definistes perfecto: se atraviesa en suspenso, esperando y conociendo. Creo que siempre hay revancha!
Besosss

Anónimo dijo...

el que no arriesga no gana...
es asi..

besosss

lala dijo...

Amores son Dolores


Todos alguna vez nos hemos enamorado. Hemos llegado a ese momento en el cual todo es un sueño, sentimos estar en el paraíso, nada ni nadie puede desdibujar esa sonrisa que llevamos tatuada, mucho menos esfumar el brillo que reflejan nuestros ojos al mirar.

El mejor estado es el del enamoramiento, donde todo es color de rosa, nos sentimos caminando en las nubes. Después viene un paso mayor donde uno empieza a conocer cada vez más a esa persona a quien eligió, con quien está dispuesto a compartir todo, a darse tal cual es, a respetarla, a acompañarla, a vivir el día a día. Sabiendo que en todo momento podemos contar con su presencia, que cada cosa por más insignificante que parezca para la otra persona es siempre importante. La esencia de la vida está en poder compartir cada una de las cosas que se nos plantan en nuestro camino con quienes queremos. Es saber que en todo momento vamos a estar acompañados. Que ese camino seguramente estará lleno de piedras y pozos pero siempre vamos a estar con esa persona tan especial que nos ayuda a levantarnos, nos aconseja si puede o simplemente nos escucha y hasta puede cargarnos si estamos cansados o lastimados. Pero el saber que en un momento de desaliento, de tristeza o dolor, tan solo levantando la mirada, viéndolo a los ojos sabemos que él está ahí, que está siempre fiel a nosotros, listo para darnos una mano. Lo mismo pasa en el momento de compartir una alegría, nada puede hacernos más felices que ver feliz a quien nosotros queremos con locura.

También es muy cierto que el salto entre la etapa del enamoramiento a la etapa del amor puede provocarnos un gran miedo. Miedo a equivocarnos, miedo a fracasar, miedo a que nos abandonen, miedo a volver a empezar. Estos miedos son normales, pero lo que hay que tratar de evitar es que estos miedos nos paralicen. Si nos dejamos vencer por la ansiedad y el miedo, seguramente seremos incapaces de ser felices, de actuar y poder disfrutar y vivir el amor. Es importante sentir esos miedos, es lo que nos da la pauta de que estamos vivos. Sin embargo hay que saber soportarlos, hay que hacerles frente, estar dispuesto a jugarse y pelear por lo que uno quiere. Siempre buscando la victoria. Y esa victoria va a ser mucho mayor cuando la lucha sea continua, cuando las metas sean claras y cuando use los medios necesarios para cumplir los objetivos planteados.

Cuando los dos tienen la misma meta, es cuando se llega finalmente a esa doble vía, a ese ida y vuelta, a ese dar y recibir amor. En el que todo es completamente desinteresado que no es lo mismo que indiferente. Llegamos al amor puro, sano y verdadero, amor que no se cuestiona nunca, sino que se vive, se comparte y se agradece.

Ahora bien, el amor crece y madura junto con cada uno. Hay que saber darle los cuidados necesarios para que perdure en el tiempo. Se puede comparar el cuidado que hay que darle al amor con el cuidado que se le da a una planta. Es cuestión de todos los días darle un poco de agua, si se enferma saber con que curarlo, ir sacando las malezas que crezcan alrededor, para que siempre se mantenga sano y puro, para que nunca pierda su esencia, para que siga creciendo fuerte y de sus frutos.

¿Qué pasa cuando este amor entra en crisis? Lo más importante es saber el origen de esa crisis. Para poder hacerle frente, para saber contra qué luchar, para poder buscar la mejor solución, el mejor remedio. Una vez que sabemos la causa y encontramos la cura, es fundamental llevar a cabo todo el proceso de "reconstrucción" juntos, aprendiendo de los errores para evitar volver a caer. Ahora bien, también debemos tener en cuenta la posibilidad de que no haya cura posible. Para llegar a esta decisión entran en juego muchas cosas, una vez que se cierra una historia es muy difícil volver a reconstruirla. Es importante estar seguros de que ya no hay amor, estar seguros que no hay forma de ganar la batalla y sentirnos victoriosos. Si todavía uno siente dudas, es porque muy dentro suyo sabe que no es la mejor decisión, porque aún tiene esperanzas en ese pedacito de amor que le queda, hay que saber mirar todo lo vivido. Poner en una balanza lo bueno y lo malo, ver hacia que lado se inclina, y ver qué es lo que uno siente. A partir de ahí empieza el momento más complicado en el que hay que tomar una decisión. El NO está siempre, está porque no estamos juntos, está porque no podemos compartir el día a día, está porque no nos deja seguir creciendo juntos, y podría seguir enumerando miles de cosas más. Pero estoy convencida que ante la más mínima duda me jugaría por el sí, no se pierde nada. Peor es no jugársela, quedarse con la duda. Como bien dijo alguien en su momento: "El que no arriesga no gana." Y que mejor que arriesgarse por quien uno quiere, arriesgarse por esa persona con quien uno sabe que fue completamente feliz, y que está la posibilidad de volver a serlo, de volver a sembrar ese amor juntos, para que esas semillas crezcan y den sus frutos.

En todas las cuestiones de la vida es posible que en el momento de tomar una decisión veamos las cosas desde el lado positivo o desde el lado negativo, llegando muchas veces a no estar conformes del todo entonces podemos decir que las cosas son blancas, negras o grises. Pero en cuestiones amorosas los grises no entran en juego. Es sí o no, con determinación, con seguridad, es blanco o negro. Las ambigüedades no sirven, no conducen a nada, la clave está en ser fiel a los propios sentimientos. No dejarse abrumar por pensamientos sino que lo importante es poder actuar con el corazón. Y si nos dejamos llevar por estos impulsos y sentimientos vamos a sentirnos realizados, felices y conformes. Sabiendo que hicimos lo correcto.

El clavadista dijo...

Mi alma:
para alguna gente (como creo que es nuestro caso) la opción de guardarse o no entregarse por completo no es una alternativa que podamos elegir, simplemente no está en nuestra naturaleza.
Sé que a veces da rabia porque uno tiende a pensar que de la otra forma se sufre menos, pero acaso podrías podrías vivir en esa falsa jaula de cristal?

Besos

Flor Galmes dijo...

"sólo" se trata de vivir..










ESA es la historia.

jeje..

besos :)

FLO :)