10 de abril de 2009

El príncipe azul no tiene etiqueta

¿Cuántas veces te preguntaste a vos misma cómo es tu hombre ideal? Me gustan altos, no muy delgados, inteligentes, que sepan cultura general, colaboradores, románticos al punto de ser cursis. Parecemos estar comprando un vestido para una ocasión especial. Que sea de color, para salir del clásico negro, pero que no sea muy llamativo. Ni corto, ni largo, no muy cargado pero con algún detalle...
Dicen que las comparaciones son odiosas pero vale decir que somos indecisas a la hora de vestirnos, así que elegir al hombre ideal resulta una tarea casi tan complicada como la primera.
Sin embargo, ¿quién de nosotras no se ha comprado alguna vez algo que nunca llegó a usar? ¿Cómo es posible que algo que parecía ser perfecto se transforme, viaje a casa de por medio, en una prenda que definitivamente nada tiene que ver con nosotras?.
Parece que con los hombres puede pasarnos lo mismo. Descartamos una y otra vez a personas del sexo opuesto simplemente porque no encajan con ese modelito -en realidad, ni siquiera definido- de hombre ideal y así elegimos a aquel que cumple con el mayor porcentaje de los requisitos. ¿Qué pasa después? Por decisión de ellos o nuestra, eso que los hacía especiales se desvanece y este exclusivo ejemplar no tiene garantía y es tarde para devoluciones.
¿Será que debemos dejar a un lado los prejuicios? ¿Será que los requisitos no son tan eficientes? O tal vez, aunque un hombre encaje en nuestros ideales y sea simplemente perfecto, finalmente el que decide es el corazón?
¿Las historias de hadas, que hablaban de un príncipe enamorado de una sirvienta o de una hermosa mujer enamorada de una Bestia, nos enseñaban en realidad que la magia depende de nosotros? ¿Que si no encasillamos ni etiquetamos a alguien podremos ver con el corazón?
Dudo que la vida sea un cuento de hadas pero tal vez si pudiéramos ver mas allá de nuestros ojos, encontraríamos lo que tanto estamos buscando: ningún príncipe azul, simplemente un hombre con quien compartir nuestra felicidad.

Este post no es de mi autoría. Gracias Yani por compartir tus escritos conmigo!!!

2 comentarios:

yo dijo...

estoy de acuerdo y sin embargo ...no puedo dejar mis prejuicios! por qué?

muy bueno el post de Yani y tuyo!
saludos!

killer queen dijo...

TOma tiempo ver la real figura del otro, pasa cuando logramos la confianza de sacarnos el disfraz de princesa y de principe y vemos a la persona...pero primero hay que jugarse y darle tiempo al otro de conocernos y de conocerlo.
se entiende o me fui al carajo???