10 de octubre de 2009

De fútbol y de amores

El partido recién jugado de Argentina -Perú me trajo a la memoria las mejores épocas de los mundiales de fútbol. En mi casa nos juntábamos todos a mirar todos los partidos.
En busca de colaborar con la suerte del equipo cada uno de nosotros recurría a sus propias cábalas.
Si Argentina ganaba, el partido siguiente todos tenían que respetar sus lugares en el sillón. Los sobrinos debían instalarse en el piso frente a la tele en la posición exacta en que se encontraban durante el encuentro anterior. Papá se ponía la misma camisa, mi hermano o mis cuñados la misma remera de Boca o de Argentina y hasta podían llegar a peinar a mi sobrina de la misma manera. Por el contrario si perdíamos, había que recurrir de otra manera a la diosa de la fortuna. Todos rotábamos en los sillones, nadie se sentaba en el piso y buscaban otra remera u otra camisa para no enyetar el partido. La única que permanecía imperturbable por el desinterés era mamá.
Ante situaciones que no manejamos, como es un encuentro futbolístico, apelamos a diversos talismanes que nos permitan sentir que tenemos las riendas del asunto y por ello podemos influir sobre el destino.
Del mismo modo en el amor, apelamos a las cábalas, intentando controlar lo incontrolable. Se producirá la química? Me querrá? Será el indicado? Buscaremos lo mismo? Preguntas que no tienen respuesta, al menos en lo inmediato, cuando recién conocemos a alguien. Para paliar la ansiedad, nada mejor que un par de cábalas. Nunca ir a ese bar donde tuvimos una experiencia desastrosa, no acostarse en la primera cita, nunca usar esa ropa interior que te encanta pero que delataría tus intenciones, siempre usar la remera de la primera salida, solo conocer hombres a través de amigos en común, no chatear antes de salir por primera vez ni aceptarlo en facebook hasta que no conozca más de vos que lo que publicaste en la red, sonreir siete veces durante la salida y contar esa historia de tu niñez que siempre les produce ternura.
Las opciones son miles y apelamos a cada una de ellas con buscando protegernos del fracaso y la desilusión, pero seamos honestos: ¿Las cábalas, realmente sirven?
Tanto en lo futbolístico como en el amor ¿es la cábala del momento la que nos llevará a la victoria o simplemente tendremos que jugar el juego, de la mejor manera que sepamos, sabiendo que los resultados llegan para aquellos que arriesgan y ponen lo que hay que poner?

3 comentarios:

Robi dijo...

Me parece que lo mejor es jugar el juego de la mejor manera que podamos.. yo por lo menos no soy cabulera. Puede que en el futbol tengas una q otra, pero en el amor no tengo ninguna cabala. Se da o no se da........
Besossssssss, una de tus fieles lectoras!!!
PD: al fin gano Argentinaaaa

Sr Nahuel. dijo...

Pero las cábalas sirven, porque ayudan al positivismo en uno, y eso es lo mejor. Aunque esto serviria en el caso de la cita, en el futbol q juegan los otros por tele nada q ver jaja.
En mis epocas de deportista tenia cabalas y me daban cierta confianza en mi q era de mucha utilidad.

Me dio gracia lo de sonreir 7 veces, no creo q lo haga nadie, no? es muy extremo eso ya jaja.
Tipo... imagino situacion en q uno hace lo posible por sacar sonrisas y el otro queda como anti al no responder con sonrisa por no querer romper la cabala jaja


lindos dias tengas
au revoir

Anónimo dijo...

A veces depender de las cabalas puede hacer mas mal que bien (Preguntele a basile) Que mejor q ser uno y confiar en la habilidad que dios le dio.

Exitos.