7 de junio de 2008

Fueron felices y comieron perdices

Viernes por la noche. Me quedo en casa. Las chicas no salen, yo tampoco quería salir. Mañana me traen temprano el lavarropas y quiero aprovechar para estudiar. Esto es solo el contexto. Un viernes cualquiera de invierno, con chocolates, bolsa de agua caliente y estufa eléctrica incluidos. Veo el último capítulo de la cuarta temporada de Grey´s Anatomy. Cuatro temporadas esperando a que termine bien. Así llego a uno de esos finales felices y yo acá sola. Sin nadie a quien decirle. Sin nadie a quien abrazar, porque los finales felices donde los protagonistas deciden estar juntos para siempre nos inspira eso. Los finales felices a las mujeres nos despiertan ternura, amor, cariño y hasta ganas de hacer el amor, nada de sexo, solo hacer el amor. ¿Y los hombres? ¿Donde están cuando más los necesitamos? Ese es el problema con ellos. No da que yo mande mensajito invitando a alguien a “hacer el amor” No, hay que esperar a que se les ocurra aparecer. Además no soy una regalada y lo que me pasa no es calentura, entonces no podría disfrutar este momento con cualquier huesito. No. Este es un momento para un novio. Estos sentimientos post-happy-ending son para compartir con un novio. Nada mejor que salir del cine, después de un final feliz, para irte a abrazada de tu gran amor, sintiendo que la vida te sonríe y que lo mejor que te puede pasar es que haga frío y él te abrace. Ya sé. Me puse sentimental, pero bueno. Acabo de terminar de ver mi serie preferida donde él la busca por medio capítulo y donde ella estaba esperándolo en ese lugar especial que es solo de ellos y donde se declaran amor eterno y hablan de tener hijos y hacer cosas extraordinarias juntos en lugar de ser dos personas ordinarias que hacen cosas por separado. ¿Qué esperan? ¿Qué siga mi vida como si nada? No. Imposible. Estos finales felices me hacen pensar que a Carrie le llevó seis temporadas para terminar con Big; a Meredith le llevó cuatro temporadas para aceptar el amor de Derek; a María Leal le llevó cinco años emparejarse con Grande Pa!; a Rachel le llevó diez temporadas estar con Ross. Por lo tanto, no importa como, con quien, ni cuantas temporadas me lleve, pero sé que tarde o temprano voy a tener mi propio final feliz. Y si. Me puse sentimental. Espero sepan comprender y ojala alguna vez les pase.

No hay comentarios: