4 de septiembre de 2007

SOLTERITA Y SIN APURO

Dicen que el gran karma de la mujer actual es acercarse a los 30 y continuar soltera…
Aguantar las preguntas de la parentela: y el novio para cuando? Soportar la presión social: Tenes 29 y estas sola? Mirá que el reloj biológico corre y los hombres que quedan son la resaca que no quiso ninguna de las inteligentísimas mujeres que ya engancharon. Tener que evitar ciertas conversaciones de amigas felizmente casadas que intentan analizarnos psicológicamente para ver cuál es nuestro problema y por qué ningún hombre nos viene bien.
Si, es difícil ser una mujer soltera de casi 30, la soledad pesa, los prejuicios de los demás pesan, la presión social pesa, las ganas de compartir las alegrías y sufrimientos con un hombre se sienten, pero (siempre hay un pero y lo fundamental viene después de él) afortunadamente eso no es lo único que vive una cuasi treintiañera.
Ser soltera a esta edad nos permite elegir qué queremos hacer con nuestras vidas con una libertad y una madurez que no teníamos a los 20. Las miles de experiencias vividas (bueno, miles es un decir) nos llevan a tener más claro qué queremos de un hombre y definitivamente cuándo tenemos que salir corriendo.
Ante la inevitable pregunta: Así que seguís soltera? Mi obligada respuesta es: Si! Estoy soltera y no te imaginas lo divertido que es!. Esa simple frase reúne una gran cantidad de preboliches; salidas bolicheras; pedos alegres; días de campo; tardes de té; asados y fondius con grupetes de pibes medio patéticos o muy divertidos; largas charlas con las chicas hasta la madrugada; vacaciones en grupo; viajes de fin de semana; planes para recorrer el mundo; consultas populares para responder un mensaje de texto; el viejo truco de la invitación al teatro (donde siempre nos regalaron las entradas); los debates infructuosos para entender el funcionamiento de la mente masculina que siempre concluyen con un suspiro y un: Hombreeeeees!!; las épocas en que estamos en la cresta de la ola y aparecen todos los muertazos juntos y la sequía posterior donde no tenemos ni uno que nos revolotee; no tener que consultar con nadie cómo decorar el nuevo departamento; las estrategias de boliche para conocer un buen potencial candidato (tirar la campera al piso, usar el celular para sacar tema, ponerse una flor en la cabeza, el clásico sorry, te pisé?, la mirada fija acompañado de un: te conozco de algún lado?, la amiga RRPP repartiendo sus tarjetas a cuanto grupo grande de hombres aparece, la vuelta de reconocimiento por la pista, etc.); ponerle garra siempre y en todo lugar; gastar nuestra plata como se nos canta; en fin...
Hacer lo que una quiere, cuando quiere y con quien quiere es una gran ganancia para la treitiañera soltera. Por eso mientras muchas lo consideran un castigo que las llena de desazón y desesperación, yo prefiero divertirme...
La realidad depende del cristal con que se lo mire.

1 comentario:

Clara Obarrio dijo...

hola mery!! muy bueno el articulo! te felicito!! me hiciste reir y hay mucho de verdad!!
espero tu libro eh!!