Hoy pienso que la vida es como una carrera de postas. Hay veces que sentimos que vivimos en etapas: la etapa de estar de novia, la etapa de compromisos, la etapa de decidir, la etapa de estar desocupado, la etapa de estar tan ocupado que no tenemos un minuto para nosotros, la etapa de estar sola, la etapa de ponerse las pilas y resignar todo por el estudio, la etapa de salir y descontrolar, la etapa de conocer mucha gente nueva, la etapa de resignar lo que queremos y abrasar lo que quiere el otro, la etapa de estar tranquila y meditar y meterse para adentro, la etapa de trabajar y trabajar y trabajar, la etapa de afrontar el dolor o la enfermedad, la etapa de festejar o la etapa de duelo.
Muchas veces no nos gusta la época por la que nos toca pasar. Muchas veces queremos saltearnos estos momentos hasta un lugar en el futuro en el que estemos mejor o volver al instante anterior en que todo parecía estable y seguro.
Hay situaciones donde estamos tan, pero tan cansados que pensamos que no seremos capaces de llegar hasta el siguiente punto del camino, no solo porque no lo conocemos sino porque no sabemos cuan lejos está. Hay momentos en que estamos tan, pero tan confundidos que parece que no seremos capaces de tener una sola idea coherente que sea realizable y posible y que le traiga un poco de lógica a nuestra vida.
En esos tiempos creo que lo único que nos puede sostener y nos puede conducir es la certeza de que todo pasa, de que la próxima parada estará llena de momentos felices o al menos de momentos de disfrute. Pero por sobre todo creo que lo único que nos puede sostener cuando nos falla la fuerza para seguir es la mano de un amigo, de la familia o de las personas que más nos quieren. Saber que caminamos por un sendero de piedras pero que no estamos solos para atravesarlo hace de nuestro camino una ruta más transitable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario