13 de abril de 2008

El hombre adecuado en la situación ideal

Mucho he escrito acerca de lo que no deben hacer los hombres en las salidas o de las malas experiencias que he tenido en distintas oportunidades, pero la realidad es que he tenido salidas que cumplían con todos los requisitos y sin embargo la magia nunca llegó.
Conocí hombres que me llevaron a comer a lugares divinos, que llamaban para coordinar salidas o para ver como estaba, que me sorprendían o hacían un lindo regalo, que proponían caminatas a la luz de la luna y comidas a la luz de las velas frente al río. Esas situaciones perfectas se daban con el hombre equivocado por lo que me preguntaba: ¿Por qué estoy acá justo con este y no con otro?.
A pesar de que muchas veces le echamos la culpa de todo a los hombres que no quieren compromiso, que solo nos quieren de huesito, filito o amante tenemos que reconocer que hay otros hombres con intenciones honestas que nos buscan. Esos a los que nos da pena decirles que no, decirles no sos vos soy yo, que tengo asuntos no resueltos con mi pasado, que el trabajo y el estudio me tienen a full o que estoy en una etapa en la que necesito estar sola. Horrible pensar que estamos rechazando un candidato que sería perfecto para cualquier otra pero que a nosotras no nos enamora.
Hay veces que salimos y realmente descubrimos que es un no definitivo, no volveríamos a salir ni aunque nos paguen con un boucher de $ 5000 para gastar en el Alto Palermo. Hay veces en que conocemos a un hombre que nos flashea de entrada, nos encanta aunque no hayamos cruzado con él más que un hola o una charla banal en medio del ruido del boliche y daríamos lo que sea con tal de que marque nuestro número y nos diga que ya dejó de buscar porque en nosotras encontró el amor de su vida.
Pero entre estos dos tipos de salidas hay una tercera en la que ante la pregunta: Cómo te fue? solo podemos decir: Bien, mientras levantamos los hombros en señal de que no tenemos ni idea si nos gustó o no. Son esos grises a los que hay que darles al menos dos salidas más para descubrir si pasan a formar parte de las anécdotas y el pasado o de los sueños y el futuro.
Tantos blancos, negros y grises experimentados ultimamente hicieron que me diera cuenta de que no existe una regla, no existe una norma para enamorarse. Tendremos que seguir intentando, buscando el camino único, el nuestro, por el que el Universo hará que nos encontremos con ese hombre que nos rompa todas las estructuras, sabiendo que ese no será quien nos rompa también el corazón.

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