Matemos al príncipe azul. Así iba a comenzar esta entrada. Basta de sueños y de pensar que ahí afuera hay un hombre que ya me fue asignado desde los siglos de los siglos. Hay que aceptarlo, no existe el hombre ideal. De esto estaba escribiendo cuando se me vino a la mente la clásica canción de la Bella durmiente, célebre película con la que alimentaron nuestros sueños infantiles:
Eres tu mi príncipe azul que yo soné
Eres tu, tus ojos me vieron con ternuras de amor
y al mirarme así, el fuego encendió mi corazón
Mi ensoñación se hará realidad y te adorare
como aconteció en mi sueño ideal
Y al compás de este vals del amor mis esperanzas resurgieron cual ave fénix y recuperé las ganas de que llegue un caballero sobre un corcel blanco a rescatarme de los males de la vida…¿ por qué nos tenemos que conformar con menos que uno de esos amores de telenovela? Años de Andrea del Boca, Luisa Kuliok y Grecia Colmenares nos hacen pensar que es posible encontrar a la vuelta de la esquina un hombre que conquiste nuestro corazón y luche por nosotras como hicieron Gabriel Corrado en Perla Negra, Fernando Carrizo en Abigail o Gustavo Bermudez en Antonella
Yo quiero a mi príncipe, no me importa si azul, verde o violeta. Prefiero seguir soñando… lástima que ya no tengo a mano un programa como el de Berugo Carámbula para que me digan: Los sueños, sueños son, pero acá se hacen realidad!
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