Vamos de paseo

Ayer tuvimos una de esas noches maratónicas, donde nos subimos mínimo 8 veces al auto para dirigirnos a diferentes lugares. Nos encontramos para la previa y después fuimos a un par de fiestas por zona norte. A raíz de la gran cantidad de kilómetros recorridos me di cuenta de que es una constante en nuestras salidas esto de trasladarnos hacia donde la diversión nos lleve. Es por esto que el auto forma una parte importante de la noche.

Nos apretujamos todas en el K de la Peque y salimos rumbo al evento que toca, teniendo en cuenta que:
- La que maneja no toma. Ante todo somos conductoras y ciudadanas responsables.
- Quien vaya de copilota será la encargada de musicalizar el viaje, intentando mantener arriba la onda del grupo.
- Todas tendrán voz y voto en las decisiones acerca de cual será el destino, sopesando quien recomendó el evento, que tipo de hombres asistirán, si habrá algún chongo o proyecto de chongo, cuánta gente conocida encontraremos y si hay alguien que necesitemos, por algún motivo, evitar.
- Nadie puede quedarse fuera de las charlas que surgen. Hay temas que nunca faltan, por ejemplo conversar acerca de en qué anda Fulanita?, cómo está Sultanita que hace mucho que no la vemos?, por qué no vino Menganita?. El auto muchas veces funciona como un confesionario donde se escuchan las declaraciones más divertidas y picantes, donde siempre hay alguna que cuenta algo en la intimidad del móvil que no se animó a comentar en la exposición de la previa. Esto lleva a que nos divirtamos tanto viajando, que nos gustaría seguir en camino hasta Mar del Plata si hace falta, para no cortar el tema que se está tocando.
- En el auto siempre pasan de mano en mano el paquete de chicles de menta anti-alientón, el brillito para labios, el cepillo de pelo y a veces alguna cervecita que habíamos arrancado en el preboliche.
- Mientras vamos andando está prohibido quejarse de que gritamos mucho, que cantamos muy fuerte o que hablamos todas al mismo tiempo. Es inevitable que pase esto si hay 5 o 6 mujeres juntas en un espacio tan reducido.

Imposible no darse cuenta de que una buena salida es una buena previa, es la buena compañía, es una buena fiesta y es también un buen viaje, porque en el auto, como en la vida, la onda la ponen las amigas.