Diluvia en Buenos Aires. Miro desde el confort de mi hogar como llueve, gracias a que motivos estudiantiles me retuvieron en casa.
Un placer total, tomar mate, escuchar musica y mirar el paisaje lluvioso que me ofrece mi ventanal...
Acabo de decidir que me voy a buscar un ricachón que me mantenga, para poder disfrutar este tipo de lujos que las responsabilidades laborales me impiden vivir cada vez que quiero.
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